viernes, 27 de mayo de 2011

A las doce


A las doce
llegan las intolerables tinieblas
arrastrando consigo sus pesadas
 condenas,
a las doce, siempre a las doce
se revuelcan mis tristezas
en la oscuridad  de mi alcoba,
los vampiros de la soledad
me absorben las fuerzas
 y no mueren las nostalgias,
siempre con precisión matemática
vuelve el verdugo de las doce
y entre las tinieblas de las altas horas
 muere mi alma reviviéndola,
a las doce de cada noche
le entrego el alma a los recuerdos
y muero  entre las sombras
ambicionando su hermoso cuerpo.


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